Enviado por editor el Mar, 26/04/2022 - 10:53

IRREGULAR

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El banquete hambriento

IRREGULAR: atípico, curioso, extraño, raro, anómalo, deforme, singular o insólito. Este es el título de la primera exposición individual de Rosalía Banet en nuestra galería, que reúne una serie de obras realizadas por la artista a lo largo de las dos últimas décadas.

La propia selección de las obras compone un retrato irregular. Son obras de diferentes épocas que reclaman la necesidad de no olvidar lo que nos precede; lo absurdo de estar siempre mirando hacia lo último, relegando lo anterior a la memoria, caducando a cada instante. Como si una vez construido y mostrado, perdiese automáticamente su sentido y valor. Son piezas muy diferentes, que se sitúan en disciplinas distintas: pintura, dibujo, escultura o instalación.

De tamaños diversos, desde pequeños dibujos de apenas unos centímetros, a pinturas de gran formato o instalaciones que se apoderan de toda la sala.  Además, la factura también cambia, en algunos momentos es un trabajo meticuloso y contenido, en otras un trazo suelto, más gestual e intenso. Incluso el color pasa por grandes variaciones, desde el riguroso blanco y negro a imágenes con rojos, amarillos, verdes, rosas, colores planos y llamativos similares a los de la publicidad.

A pesar de todas estas diferencias, la exposición revela un nudo interior que fluye por las venas de cada obra. Quizás, esta muestra busca, precisamente desde las diferencias, encontrar ese hilo conductor presente en cada trazo, en cada pieza, en cada período, y que posiblemente es el que define el trabajo de Rosalía Banet.

Sobre la exposición, Rosalía Banet dice que "en estos tiempos de aparente pureza y perfección, irregular reivindica lo extraño, lo deforme, defectuoso, asimétrico, torcido, lo quebrado, intrincado o tortuoso, como partes inseparables de nuestra existencia. Irregular reclama lo diferente frente a la proliferación de lo igual".

Empezamos introduciéndonos en la sala más íntima, ahora convertida en cripta barroca donde los intestinos se amontonan y desbordan. Para acceder a la instalación debemos introducirnos en la cueva, en la interioridad del cuerpo, como nos anuncia el cuadro Paisaje Interior, que sirve como localizador, situándonos en las profundidades de lo humano, donde los rectos se acumulan conformando un retrato de la que quizás sea la enfermedad de nuestro tiempo: el exceso.

Al subir, inmediatamente el interior sale al exterior. Las vísceras son puestas literalmente sobre la mesa. El color antes subterráneo ahora se torna explosión de luz y alegría, aparece el espectáculo. Las siamesas nos reciben con las vísceras sobre la mesa, como forma de purgarse, de enfrentarse a sus miedos y aceptarlos, hasta el punto de ser consumidos. Aparentemente es una cocina caníbal, pero se trata de un régimen de símbolos, en el que la fragmentación del cuerpo remite al trauma.

Las siamesas locas
Rosalía Banet
Las siamesas locas, 2010
Óleo sobre lienzo
180 x 130 cm
La botica humana
Rosalía Banet
Botica humana 5, 2016/17
Acrílico y lápiz sobre papel
200 x 145 cm
Banquete hambriento
Rosalía Banet
El banquete hambriento 2, 2010
Óleo sobre lienzo
180 x 130 cm
Rosalía Banet. Irregular.

Una parte importante de la exposición se articula en torno a las diferentes obras desarrolladas por Rosalía Banet durante su residencia en la Academia de España en Roma en 2017. Además de uno de los papeles de gran formato de la serie Haraguroi, también se muestra El banquete quemado. Se trata de una instalación con forma de banquete romano que a través de su comida cenizas y carbón reflexiona sobre la deshumanización de la sociedad actual. Es un banquete fúnebre, que nos habla del fin, como señala la comida que componen este festín, compuesto por tartas, pasteles y otros dulces que normalmente son servidos al final de la comida, como cierre. Son alimentos muy icónicos, que, a pesar de haber perdido sus atractivos colores, siguen despertando nuestro apetito y trayendo memorias de celebraciones y encuentros, de días de fiesta.

Del gran banquete vamos directos a la Botica. Allí encontramos envasados todo tipo de fragmentos humanos. Estos fueron recolectados por la artista por todo Roma, en las calles y escaparates, en museos y bibliotecas. Los restos de una civilización enferma, en crisis, en cambio. Esta botica humana habla de la deshumanización y, aún mismo tiempo, de la cosificación del cuerpo, como partes de una misma moneda.

Rosalía Banet. Irregular.
Rosalía Banet
Madrid, 1972

Artista multidisciplinar, cuya práctica parte siempre del dibujo, para desarrollar proyectos que toman diferentes formas y formatos, desde pinturas  o esculturas a instalaciones y piezas audiovisuales. Doctora en Bellas Artes por la Universidad de Vigo, en su tesis doctoral se acercaba a la huella dejada por el sida en el arte español a través del cuerpo herido. Desde su trabajo analiza y reflexiona sobre los sistemas y patrones que habitamos. Retrata la sociedad actual con sus excesos y desequilibrios, sacando a la luz los monstruos que pueblan la civilización contemporánea. Los tres ejes que vertebran su práctica son el cuerpo... Leer más

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